El artículo original lo podéis leer en Insurgente aquí.
"Ahora, cuando se percibe con claridad que las clases dominantes utilizan la crisis como coartada para arrebatarnos todo y dejarnos reducidxs a la categoría de esclavos, y cuando el movimiento popular ha identificado con lucidez al Congreso de los Diputados como fuente de las decisiones que nos aniquilan, la manifestación del 6 de diciembre, contra la Constitución de 1978, tiene una especial importancia...."
MANIFIESTO COORDINADORA REPUBLICANA DE MADRID. 6 DICIEMBRE 2012
El 6 de diciembre el rey heredero directo de Franco, que juró los
Principios del Movimiento Nacional, festejará con sus súbditos – el
Gobierno y los Diputados - en el Congreso el aniversario de la
Constitución.
El Régimen instaurado en la Transición estableció una Constitución
coronada (nunca mejor dicho) por una monarquía corrupta heredera del
Régimen más sangriento que ha conocido nuestra historia, en la que los
derechos sociales son una tomadura de pelo, las libertades fundamentales
no están garantizadas (como estamos viendo) – entre ellas de forma
destacada el Derecho de Autodeterminación de los Pueblos - y en el que
galopa la corrupción política, institucional y empresarial como en la
Dictadura.
La crisis y la forma brutal en que la burguesía y sus gobiernos están
descargándola sobre las clases populares dejan al descubierto a qué
clase social sirvió y sirve todo este engranaje que tanto se han
esforzado en ocultar durante más de tres décadas.
Por si fuera poco, hace un año, PSOE, PP y las derechas
nacionalistas, aprobaron una reforma constitucional que establece que
“el pago de la deuda y sus intereses tendrán prioridad absoluta sobre
cualquier otra partida de gasto”.
Ellos mismos y el capital al que representan son los que destinan
nuestro dinero a recatar bancos, se llevan los capitales a paraísos
fiscales, evaden impuestos, y privatizan masivamente empresas y
servicios públicos.
Las actuales generaciones de jóvenes que no tienen más horizonte que
el paro, la precariedad, la ausencia de derechos laborales, de servicios
públicos y la represión claman con toda la razón contra unos pactos de
los que no formaron parte y reclaman su derecho a construir su propia
historia.
Ahora, cuando se percibe con claridad que las clases dominantes
utilizan la crisis como coartada para arrebatarnos todo y dejarnos
reducidxs a la categoría de esclavos, y en el que el movimiento popular
ha identificado con lucidez al Congreso de los Diputados como fuente de
las decisiones que nos aniquilan, la manifestación del 6 de diciembre,
contra la Constitución de 1978, tiene una especial importancia.
Es hora de decir ¡Basta ya! Y de ejercer nuestra soberanía como pueblo.
No vale lamentarnos por la destrucción de un “estado de bienestar”
que nuca tuvimos, ni es suficiente luchar sólo por unos derechos que,
quienes nos dominan, jamás nos darán.
Es preciso saber que no importa el partido que nos gobierne, sino la clase social que ejerza el poder.
Es imprescindible unificar las luchas parciales en torno a un Programa compartido que incluya
No al pago de la deuda ilegítima y de sus intereses.
Ruptura con el entramado político-institucional de la Transición: No a
la Constitución 1978, por la III República, separación iglesia-estado,
derogación de la legislación antiterrorista y el Derecho de
Autodeterminación de los Pueblos.
Propiedad social de la riqueza, los recursos y los servicios públicos. Planificación democrática de la economía.
Reforma agraria y soberanía alimentaria. Plena cobertura social paradxs e inmigrantes.
Paralización desahucios y vivienda social. Plenos derechos para las
mujeres, aborto y planificación familiar en la sanidad pública.
Desmantelamiento de las Bases y del Escudo Antimisiles. Salida de la OTAN.
Sin objetivos claros y un Programa compartido seremos masas
fácilmente manipulables por quienes están dispuestos a todo, menos a
perder su poder.
Pero para para constituirnos como pueblo soberano es, además,
indispensable encarnarnos en la Memoria de las generaciones que nos
precedieron y dieron su vida y su juventud en la lucha contra una
barbarie semejante a la que la misma clase a la que se enfrentaron nos
conduce. Necesitamos su fuerza y su ejemplo para la tarea ineludible que
tenemos delante: construir un mundo nuevo.
Contra la constitución monárquica
No al pago de la Deuda
Por la III República.
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